jueves, 18 de julio de 2013

«Danza de tinieblas», de Eduardo Vaquerizo

☆☆☆☆

En Danza de tinieblas, Eduardo Vaquerizo presenta una España alternativa de ambiente steampunk. La historia arranca en la primavera de 1571, cuando don Juan de Austria, que acaba de alzarse con la victoria en la batalla de Lepanto, recibe la noticia de la muerte de su hermano, el rey Felipe II, en un accidente de caza. Don Juan regresa entonces para ocupar el trono. De este modo se forja una España diferente, que en el año 1927 conserva todos los territorios del imperio, está enfrentada con el Papa de Roma y acoge aún a moriscos y judíos.

En Madrid, capital del Imperio, el cabo de alguaciles Joannes Salamanca es llamado a investigar la muerte en extrañas circunstancias de un joven cabalista judío. Junto a un agente de la Inquisición y la misteriosa y bella Rebeca, pronto averiguará que este crimen está relacionado con una serie de asesinatos, que parecen deberse a un intento de desestabilización del Estado por parte de siniestros grupos que ambicionan el poder.

Encontramos aquí un steampunk a la española, con un carácter propio, fruto de una excelente labor de extrapolación de tendencias de toda índole que, sin embargo, a pesar de cambiar el imperio británico por otro español (con su peculiar idiosincrasia que, lógicamente, exige una serie de cambios), es muy fiel en su desarrollo a los cánones del steampunk.

Así, encontramos en esta obra elementos de la ciencia ficción clásica, como los robots, mezclados con tecnología propia de la era del vapor, mecánica de precisión, magia y personajes pintorescos, todo ello aliñado con una acción trepidante y un toque de extravagancia. Para mí, Danza de tinieblas —finalista del segundo premio Minotauro (que ganó Rodolfo Martínez con Los sicarios del cielo)—, sigue siendo la mejor novela steampunk escrita en castellano y la que mejor ha sabido respetar las claves del subgénero, adaptándolo hábilmente a nuestra tradición cultural.

Danza de tinieblas ha conocido ya dos ediciones (Minotauro, 2005; Sportula, 2012) y tiene una secuela, Memorias de tinieblas (Sportula, 2013), que acabo de empezar a leer. Ambas novelas están disponibles en formato electrónico, a un precio muy competitivo, gracias a Sportula (uno de los sellos que mejor ha entendido cómo vender literatura en este formato).

No hay comentarios:

Publicar un comentario