lunes, 10 de junio de 2013

Mi «Top Five» de novelas de ciencia ficción

Hay que ver lo que nos gusta a los frikis hacer listas. Recuerdo que cuando era un chavalín imberbe recopilaba como loco todos los nombres de autores de ciencia ficción que podía. Los sacaba de catálogos, principalmente, pero aprovechaba cualquier mención en prensa o televisión para añadir más nombres, con el fin de indagar luego sobre ellos en las librerías o en la biblioteca (otra fuente inestimable: las solapas de los libros y las páginas sobrantes dedicadas a publicidad). Todavía conservo esas listas mecanografiadas en mi vieja Olivetti, ¡qué tiempos!

Pero las listas de los cinco mejores de lo que sea, desde luego, se llevan la palma. ¿Recordáis aquella aplicación para Facebook de hace años? Qué gratos momentos haciendo listas de las cinco marcas de cerveza favoritas, las cinco estrellas del porno favoritas de los 80, las cinco estrellas del porno favoritas de los 90...

Hace algo menos de un año publiqué un post sobre mis cinco relatos favoritos de ciencia ficción y, con el correr de los meses, se ha convertido en el más visitado del blog. Así que, para celebrarlo, me he puesto a pensar en mis cinco novelas favoritas de ciencia ficción.

Con las novelas me ha costado bastante decidirme. Las tres primeras las tengo clarísimas, pero los otros puestos se los disputan unas cuantas obras. Si confeccionara este «Top Five» mañana, seguramente el resultado sería diferente.

Naturalmente, ya he hecho este ejercicio anteriormente, varias veces. Con los años la lista ha ido cambiando; se han ido cayendo libros y han ido entrando otros nuevos. Recuerdo que hace diez o quince años Pórtico (de Frederik Pohl), Dune (de Frank Herbert) y Estación de tránsito (de Clifford D. Dimak) ocupaban el podio; sin embargo, ahora no entrarían siquiera en el «Top Ten». Nuevas lecturas y un creciente refinamiento de mis gustos han ido desplazando esos clásicos a puestos inferiores. Por supuesto, me sigue encantando Estación de tránsito, que me parece la obra maestra de Simak; le tengo un cariño especial y la sigo recomendando, igual que las otras. Pero llegaron otros títulos que los fueron desbancando, como la devastadora Los genocidas (Thomas M. Disch), la inteligente Lengua materna (Suzette Haden Elgin), la vibrante Neuromante (William Gibson), la genial La voz de su amo (Stanislaw Lem), la rutilante Hyperion (y su continuación, La caída de Hyperion, de Dan simmons)...

En fin, aquí está mi «Top Five» de novelas de ciencia ficción de hoy, 10 de junio de 2013:


Pensad en Flebas

Pensad en Flebas / Consider Phlebas, de Iain M. Banks (1987).

Para mí, la novela de space opera definitiva. La cumbre del género. Una montaña rusa repleta de sentido de la maravilla, personajes memorables, acción a raudales, humor, violencia, aventura, alienígenas, naves inteligentes, asesinos cibernéticos, persecuciones, suplantaciones de identidad, partidas de cartas mortales, batallas espaciales, tiroteos, explosiones de todo calibre, abordajes, saqueos, asaltos, rescates in extremis, espionaje, tragedia, desesperación, melancolía, choque de civilizaciones, y visto desde el punto de vista del “malo”, uno de los mejores y más carismáticos personajes que ha dado el género.

Pero no es solamente una space opera clásica llena de acción e intriga. Es sorprendentemente profunda (sorprendente la primera vez que lees a Banks, enseguida te acostumbras a su estilo, es lo que tiene lo bueno). Es desvergonzadamente alocada y palpitante, pero también es capaz de sobrecogerte y emocionarte con gran sutileza, está soberbiamente escrita (a diferencia de tantas obras del género) con una prosa deliciosa, diálogos brillantes e imágenes alucinantes. Y todavía le da tiempo a realizar una reflexión sobre la guerra, el fanatismo y el sentido de la vida en un universo en que cualquiera puede vivir el tiempo que quiera en las condiciones que le dé la gana. Lo tiene todo, T-O-D-O.

La space opera es mi debilidad, así que esta tenía que ser la primera. Como muchos sabéis, adoro a Banks, nunca estaré lo bastante agradecido a Miquel Nicolás (Neko en es.rec.ficcion.misc) por dármelo a conocer. Es más, me ha costado no meter más cosas suyas en esta lista.

Cada vez que leo esta novela me reafirmo en lo maravillosa que es. Es mi novela de ciencia ficción ideal.

Unas horas después de escribir las líneas de arriba, me he enterado del fallecimiento de Iain Banks, víctima de un cáncer. Es una gran pérdida. Sólo tenía 59 años. Vaya esta entrada como homenaje temprano a su figura excepcional. Próximamente intentaré dar un repaso a su trayectoria literaria, algo que le debo desde hace muchos años.

Vurt

Vurt, de Jeff Noon (1993).

Poco puedo añadir a lo que ya expuse en mi blog hace ocho años. «Original, salvaje, seductora, tiernamente punk». Ganadora del Arthur C. Clarke Award de 1994 con toda justicia. A pesar del tiempo transcurrido, ninguna obra ha sido capaz de desbancarla de su sitio. Jeff Noon es un auténtigo mago.

Últimamente ha “resucitado” creativamente, después de unos años de confusión y problemas personales que parecen superados, algo de lo que me alegro enormemente. Acaba de presentar una nueva obra, Channel SK1N, que espero leer pronto, y de vez en cuando me alegra el día en Twitter con sus preciosas “microesporas”.

Vurt tiene una secuela, la lisérgica Polen, y una precuela inédita en castellano, Nynphomation, pero aunque están muy bien escritas no son tan arrolladoras como Vurt. Por cierto, esta novela también me la recomendó Miquel Nicolás (gracias, tío).

Vurt

Invernáculo / Hothouse, de Brian W. Aldiss (1962).

Para mí, la mejor novela de ciencia ficción de Brian W. Aldiss, un fix-up compuesto por cinco relatos largos (novelettes) publicados en The Magazine of Fantasy & Science Fiction que, curiosamente, fueron premiados con el Hugo al mejor relato en su conjunto. Yo lo cuento como si le hubieran dado el Hugo a la mejor novela (que ese año ganó Heinlein con Forastero en tierra extraña).

El autor sitúa la acción en un remotísimo futuro, en una Tierra salvaje cuyas formas de vida (humanidad incluida) han evolucionado a formas completamente diferentes de las actuales (en esta novela, los hombrecitos verdes somos nosotros, por la adaptación al medio vegetal circundante). El esfuerzo de imaginación de Aldiss es simplemente abrumador. La ecología que se curra, dominada casi absolutamente por el reino vegetal, es maravillosa. James Blish (autor de la excelente Un caso de conciencia, premio Hugo 1959) señaló una vez, un tanto contrariado, que la configuración del sistema Tierra-Luna-Sol que idea Aldiss no tenía sentido, pero ante una imagen como la que se nos describe, ¡a la porra la física!, ¿qué más da? Así que la novela tiene fallos científicos, de acuerdo. Pero es por un buen motivo: así mola mucho más. :-))

La leí hace diez años y todavía recuerdo lo que sentía haciéndolo, algo muy poco habitual en mí (no tengo muy buena memoria emocional). Aventura, tragedia, imaginación, seres inteligentes no humanos (no los puedo llamar alienígenas porque son terrestres, al fin y al cabo), un toque de melancólico patetismo que siempre agradezco y un notable sentido de la maravilla son ingredientes que también están presentes en Invernáculo.

La mejor novela que leí en 2003, EMHO.

Vurt

Naufragio / Shipwreck, de Charles Logan (1975).

Tenía mis dudas sobre esta novela, pero ayer estuve en la tertulia de Santander (TerSa) y, comentándolas con mis colegas lectores de ciencia ficción, me di cuenta de que no había ningún motivo para bajarla del pedestal. Sigo sintiendo una oleada de entusiasmo al hablar con otros aficionados de esta novela singular (nunca mejor dicho, porque fue la única que escribió su autor). Quizá se debiera a la cerveza, pero lo cierto es que me emocioné recordándola, como ocurre siempre que la saco a colación.

Siempre que comento Naufragio con otros aficionados recuerdo una pequeña anécdota que, no sé por qué, olvidé mencionar en el comentario que hice hace tiempo en este blog. Decía que, al cerrar el libro, me sentía afortunado por haber podido leerla, y así fue. Pero no fue solo eso. Seguí conmocionado un par de minutos, con el libro entre las manos, rememorando lo que acababa de leer.

¡Qué hazaña la de Charles Logan! Me recordaba un poco a lo que Kevin O'Donnell había logrado en ORA:CLE, que con muy pocos personajes y una habitación construyó una novela fascinante. Pero lo de Logan iba más allá, lo superaba con creces. ¡Un solo personaje en todo un planeta!, y sin aburrir en ningún momento. Al contrario, es una aventura apasionante.

Miré el libro que tenía cerrado entre mis manos, lo volví a abrir y lo releí desde el principio.

La mano izquierda de la oscuridad

La mano izquierda de la oscuridad / The Left Hand of Darkness, de Ursula K. Le Guin (1969).

Probablemente es la novela que más tiempo lleva en mi «Top Five». Comparte con el resto de la lista ciertas características que la hacen especialmente atractiva para mí: es una space opera, está muy bien escrita, tiene sus buenas dosis de maravilla, tiene acción, intriga, personajes «más grandes que la vida», bellas descripciones de parajes exóticos (un mundo helado) y también sirve de vehículo para la reflexión. Ganadora de los dos premios mayores del género, el Hugo y el Nebula, y recogida en El Canon Occidental de Harold Bloom, la historia de Genly y Estraven no es sólo una aventura espacial, un canto a la fraternidad por encima de las diferencias y una oda a la supervivencia (otro punto en común con las otras novelas de mi «Top Five»); también es un inteligente ejercicio de especulación social, en este caso sobre los sexos y la identidad sexual, con un toque de amargura y melancolía que, no sé por qué, como ya he comentado, siempre me ha agradado (otro ingrediente común a las cinco novelas del «Top»).

Planetas lejanos, culturas exóticas, reflexiones sobre el poder y el deber, sobre el entendimiento entre gente diferente, lucha por la supervivencia, intrigas palaciegas, mucha originalidad y una historia conmovedora escrita con un estilo literario sencillamente brillante (y, algo que me importa mucho, es emotiva sin resultar en absoluto empalagosa).

Tenía que estar en la lista.

  1. «Pensad en Flebas» (Consider Phlebas), de Iain M. Banks (1987).
  2. «Vurt», de Jeff Noon (1993).
  3. «Invernáculo» (Hothouse), de Brian W. Aldiss (1962).
  4. «Naufragio» (Shipwreck), de Charles Logan (1975).
  5. «La mano izquierda de la oscuridad» (The Left Hand of Darkness), de Ursula K. Le Guin (1969).

Iain Banks (1954-2013)

Iain Banks

Mi escritor favorito de ciencia ficción falleció ayer por la mañana, víctima de un cáncer. Pensar que no habrá más obras de Iain Banks es demasiado triste. Precisamente hoy estuve escribiendo sobre mis cinco novelas favoritas del género para este blog y mi preferida de todas es suya. Aprendí a leer en inglés con sus obras y fue el que mejor conectó, a través de ellas, con mi manera de ser y de pensar. Lo voy a echar de menos.

Puto cáncer.

jueves, 6 de junio de 2013

Show me your boo... ks, meme

En el (magnífico) blog de la fantascopista Leticia Lara «Fantástica–Ficción» ha surgido un meme curioso que consiste en un ejercicio de reportaje gráfico bastante particular: fotografiar las estanterías repletas de libros que hay por casa.

El shelf porn es una actividad especialmente grata para la mayoría de los frikilectores, que gustan de enseñar sus antros de perversión (el famoso «rincón del vicio») urbi et orbi desde que el friki es friki. Yo, lo primero que hago cuando un amigo friki visita mi casa por primera vez, es enseñarle las estanterías. Siempre.

Llevo mucho tiempo detrás de unas Billy de IKEA para tener mi biblioteca en condiciones a bajo coste, pero la jodía me pilla a 100 km. Tengo diseñadas unas para hacerlas en una fresadora de mesa, pero necesito una máquina que corte piezas de más de 240 cm. En fin, que de momento se quedan mis horriblemente variopintas librerías donde están. Qué se le va a hacer.


De la A de Juan Miguel Aguilera a la D de Arthur Conan Doyle.


De la E de Greg Egan a la P de Terry Pratchett.


De la P de Christopher Priest a la Z de David Zindell y un montoncito de antologías.


Básicamente, fantasía y terror.

Falta otro estante pero está muy desordenado y sólo contiene unos pocos libros de terror, tecnothrillers de dudosa clasificación, una the pila de libros cochambrosos de la colección Galaxia, unos cuantos repetidos y los tres primeros tomos de Caballo de Troya, que vale que confiese tenerlos pero tampoco es como para andar enseñándolos. Además, lo tapa la tele.

Aquí os muestro solamente lo de género fantástico, porque si no me tiraría toda la tarde haciendo fotos en el salón, en el cuarto de invitados, en el ático, en el altillo del garaje..., y no es plan. Tampoco he puesto los comics, que están en el ático.

En mis estanterías de anobii.com podéis fisgar buena parte de lo que muestro en las fotografías.

En esta primera ronda de exhibicionismo bibliófilo se han unido al desparrame estanteril los siguientes blogs: