sábado, 21 de agosto de 2010

«El tapiz del vampiro», de Suzy McKee Charnas

☆☆☆½

Puede que las cuatro estrellas que le puse en aNobii le vayan un poco grandes a este fix-up un tanto irregular (como suele ocurrir con este tipo de novelas, construidas mediante la unión de dos o más cuentos relacionados) protagonizado por un atípico chupasangres, profesor universitario, con problemas existenciales. En conjunto, está más cerca del "bastante bueno" que del "regular". Vamos, que está bien.

En una primera lectura, a mediados de los 90, me pareció aburrida y estuve a punto de abandonarla. Al reeditarla Alamut en 2009, le di otra oportunidad. Quince años después soy un lector bastante más paciente y tanto mi actitud como mis intereses han cambiado, como es lógico. En la relectura me ha resultado bastante interesante, aunque sigo echando de menos algo más de nervio en la narración.

El vampiro de Suzy McKee Charnas constituye una original excepción en el mundillo de la literatura vampírica, como la propia novela, y por las mismas razones. Con un tratamiento casi materialista, más de ciencia ficción que de fantasía, lo fantástico está explicado en clave de anomalía biológica; no hay fenómenos sobrenaturales sino accidentes adaptativos, desprovistos de cualquier carácter mágico-religioso. Además, es una novela profundamente antirromántica, casi tan fría y racionalista como el personaje central, el depredador para quien la emoción humana es un lujo, un lujo que le atrae pero no se puede permitir.

Con partes brillantes y otras un poco más flojas (recordemos que se trata de un fix-up) y hasta aburridas, a veces rozando el ensayo especulativo, no es una novela ligera para adolescentes en busca de emociones de baratillo como "Crepúsculo" y sus secuelas, ni una historia de acción morboerótica como las novelas de Anne Rice. Es una novela sutil, adulta, bastante profunda, realista dentro de lo que cabe esperar de una novela de sus características y, a pesar de esa frialdad que la domina, con picos de emoción y suspense, eficazmente inquietante y hasta perturbadora, que se sigue disfrutando después de la lectura gracias a las reflexiones que promueve, no sólo de carácter especulativo sino también sobre nuestra propia naturaleza.

A destacar, dentro del fix-up, el relato central del mismo: "El tapiz del unicornio", que ganó el premio Nebula a la mejor novela corta.