jueves, 29 de septiembre de 2005

Transhumanidad y posthumanidad en la CF (IV)


Poe y Verne

Edgar Allan Poe y Jules Verne, padres del fantástico moderno (como reconocía el crítico Gaston Deschamps ya en 1905), apenas tocaron el tema de la posthumanidad.

Poe lo trató en tono jocoso en un par de relatos, Breve charla con una momia y El hombre consumido, y con más seriedad pero también menos claridad en Coloquio de Monos y Una.

Breve charla con una momia narra la reanimación accidental de Allamistakeo, un posthumano del antiguo Egipto, en un museo americano. Allamistakeo relata a sus asombrados anfitriones del futuro (en egipcio antiguo, claro) las maravillas de la cultura posthumana que se hallaba asentada junto al Nilo hace muchos miles de años. Extraordinariamente longevos (solían vivir unos ocho siglos pero podían superar el milenio de edad), muchos de sus congéneres se dedicaban a “viajar al futuro“ en animación suspendida (mediante una muy especial técnica de embalsamamiento), repartiendo así sus largas vidas en diferentes periodos, idea que luego se ha imitado hasta la saciedad en la ciencia ficción (sobre todo en forma de fuga criogénica; un ejemplo es la excelente La odisea del mañana de Charles Sheffield, publicada recientemente por la Factoría de Ideas y traducida por “nuestro“ Manuel de los Reyes, a quien agradezco su amable préstamo).

El hombre consumido nos presenta a un valeroso soldado torturado y mutilado por una feroz tribu de indios americanos que, gracias a los avances tecnológicos, es capaz de llevar una vida normal y mantener una apariencia de humanidad. Es quizá el primer cyborg de la literatura fantástica moderna.

Los cyborgs son una constante en la imaginería transhumanista. Tan relevantes son que, básicamente, podemos dividir todo el movimiento transhumanista en dos corrientes: 1) los que preconizan una meta-morfosis biológica y 2) los que piensan que será la tecnología la que nos transforme. Así lo imagina el siempre perspicaz Bruce Sterling en sus relatos del universo Formador/Mecanicista (o, según otra traducción, Formista/Mecanista), en la que enfrenta a ambos grupos en una guerra constante y donde la humanidad parece algo obsoleto. Pero ya hablaremos de Sterling más adelante.

En Coloquio de Monos y Una, Poe reúne en el Más Allá a dos amantes separados por la muerte. Tras el renacimiento de Una, un siglo después de su muerte, en ese plano de realidad, Monos, que la esperaba, le cuenta lo ocurrido desde que se hubieron separado. Empieza Monos su narración, en realidad, siglos antes. Describe el estado de la humanidad entonces y su historia posterior, su auge y su caída en una Tierra agostada por un descontrolado desarrollo industrial: «Entretanto, se elevaron enormes ciudades humeantes, las verdes hojas se encogían ante el caliente respiro de los hornos, la hermosa faz de la Naturaleza quedó deformada como por alguna repugnante enfermedad...» En determinado momento, dice Monos:

(...) para el mundo infestado yo no podía anticipar regeneración alguna, salvo la Muerte. Para que el hombre como raza no llegara a extinguirse, yo veía que debía “nacer de nuevo“.

Y entonces fue, hermosísima y amadísima, cuando nosotros envolvimos nuestros espíritus diariamente en sueños. Entonces fue cuando, a la hora del crepúsculo, discurríamos sobre los días que habían de venir, cuando la superficie lacerada de la Tierra, una vez que hubiera sufrido aquella purificación que sólo puede borrar sus obscenidades, se revistiera de nuevo con el verdor de sus colinas montañosas y sonrieran por ella las aguas del Parnaso, y tornara a quedar al fin como digna residencia para el hombre; para el hombre purgado por la Muerte; para el hombre en cuyo exaltado intelecto el veneno del conocimiento no puede hacer nada; para el hombre redimido, regenerado, bienaventurado y ahora inmortal, pero, con todo, para el hombre material.

La humanidad ha trascendido a un nuevo estado y habita una Tierra renovada por su propia muerte. También esta idea ha sido imitada reiteradamente, con distintas variaciones, por la ciencia ficción posterior.

Especialmente llamativo, por su escasez, es el caso de Verne, en cuya inmensa obra apenas se atisba nada sobre el tema que nos ocupa. Algo de ello hay, sin embargo, en Los quinientos millones de la Begum, en la que un malvado racista alemán pretende conquistar el mundo para la raza germana mediante la tecnología, prefigurando un tema clásico del género que atañe directamente a la transhumanidad: el abuso de la ciencia y la tecnología (que en malas manos o aplicada a fines equivocados pueden ser terriblemente dañinas). Y en El pueblo aéreo se describe una tribu de humanos arborícolas, adaptados a vivir entre las copas de los árboles, pero totalmente humanos; de no serlo, quizá entrarían en la categoría de especie posthumana, como el Hombre de Flores, por haber evolucionado después de la nuestra (en ese sentido, se puede decir con propiedad que Homo floresiensis fue la primera especie posthumana).

No me consta apenas nada más en la obra de Verne que pueda relacionarse de alguna manera con la transhumanidad o la posthumanidad... Si se os ocurre algo, ¡no dejéis de comentármelo, por favor! :-))


Homo excelsior
Transhumanidad y posthumanidad en la CF (I)
Transhumanidad y posthumanidad en la CF (II)
Transhumanidad y posthumanidad en la CF (III)

Sobre «Transhumanidad y posthumanidad en la CF»
Transhumanidad y posthumanidad en la CF (V)
Humanidad y posthumanidad (una aclaración)

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