miércoles, 28 de septiembre de 2005

«La Literatura fantástica y terrible», de Gaston Deschamps (1905)


Nota: Las siglas EMHO significan «en mi humilde opinión». Las usaré bastante en esta entrada. Se hace cansino repetir lo mismo cada dos por tres pero, en este caso, prefiero cogérmela con papel de fumar.


A veces, el término «género fantástico» confunde a la gente. Es bastante corriente que se identifique exclusivamente con la fantasía. Este error (lo es EMHO, obviamente) se debe, según creo, al hecho de que los diccionarios no recogen como es debido (EMHO) el significado de fantástico y fantasía en el ámbito de la ficción.

Como ya hemos visto, en castellano, las acepciones tradicionales de fantasía y de fantástico no guardan más que una relación marginal con lo que entendemos los de la cosa nostra por fantasía y (con algo menos de consenso) por fantástico.

Según la mayoría de especialistas, con los que casualmente estoy de acuerdo (al menos en este momento) el fantástico acoge bajo su paraguas taxonómico a varios géneros, como la ciencia ficción, el terror o la fantasía. Por tanto, decir que una obra es de género fantástico no excluye su posible pertenencia al género de ciencia ficción o a cualquier otro que satisfaga las condiciones de mi definición (que no viene mal repetir):

fantástico, ca.

(Del fr. fantastique).

1. adj. Perteneciente o relativo a la ficción fantástica. Me gusta el cine fantástico. Cortázar y Borges son los autores más importantes de la literatura fantástica argentina.
2. m. Conjunto de los géneros de ficción fantástica; el género fantástico. El fantástico es fantástico.
3. adj. Dicho de una obra de ficción: Que refiere hechos ajenos a la experiencia humana de lo real, o que trata de ellos. Poe escribió numerosos cuentos fantásticos.

ficción ~

f. Género de ficción cuyas obras se distinguen por narrar historias imaginarias en las que se refieren hechos, cosas o fenómenos irreales o de cuya naturaleza, existencia o realidad no existe certeza científica.

Añado, de paso, la de fantasía:
fantasía.

(Del ing. fantasy).

f. Género de ficción fantástica cuyas obras se distinguen por referir hechos o fenómenos contrarios a las leyes naturales, reales o ficticias.

Cuando hablo de género fantástico no hablo, pues, sólo de fantasía. Al menos desde principios del siglo XX (y posiblemente desde antes), el género fantástico ha abarcado para la crítica un amplio grupo de subgéneros desde el terror sobrenatural hasta la ciencia ficción, pasando por la fantasía tradicional de los cuentos de hadas, la novela de caballería, etc.

Esto viene al pelo para obras supuestamente inclasificables como Dhalgren (de S. Delany) o Radio Libre Albemuth (de P. K. Dick), muchos cuentos de Borges o Cortázar, etc., que si bien ofrecen gran resistencia a dejarse clasificar en un subgénero cualquiera, son de este modo fácilmente etiquetables: pertenecen al género fantastico, punto.

Como digo, y no temo repetirme (a ver si esto termina de entrar en la sesera de algún lector que yo me sé), la categoría género fantástico se ha venido utilizando, desde hace por lo menos un siglo, para clasificar todo tipo de ficción “no realista”, incluida la ciencia ficción.

La referencia directa más antigua que tengo de «género fantastico» como categoría que engloba desde la ciencia ficción de Wells o Verne hasta el misterio de apariencia sobrenatural de El perro de los Baskerville de A. Conan Doyle, ha cumplido este mes, precisamente, un siglo de antigüedad. Es de septiembre de 1905: «Genre fantastique», y aparece en un artículo escrito por Gaston Deschamps, un eminente crítico literario de la época, en el que reseña el mencionado cuento de Conan Doyle y varias novelas de H. G. Wells.

El artículo, titulado justamente La Littèrature fantastique & terrible, fue publicado el 15 de septiembre de 1905 en la revista Je sais tout («Lo sé todo»), una publicación divulgativa con secciones fijas dedicadas a viajes, literatura, ciencia y técnica, etc., cuya portada (con una fotografía del entonces Shah de Persia) podéis ver aquí:



La revista llegó a mis manos desde Francia, prestada a mi madre por mi tía Brigitte para que yo restaurara el tomo en el cual estaba encuadernada con los otros números del segundo semestre de 1905. Cuando vi el artículo os podéis figurar mi alegría. Me impresionaron especialmente los grabados, sobre todo el que ilustra Los primeros hombres en la Luna, de Wells, que más parece sacado de un pulp magazine americano de los años 30 o 40 que de una revista cultural francesa de 1905:

EL VIAJE A LA LUNA: Después de haber mostrado la invasión de los habitantes de los planetas sobre nuestra tierra, Wells nos transporta a la luna donde un hombre, con ayuda de una formidable máquina que se ha hecho construir, ha llegado; en este paisaje lunar, se encuentra con extraños habitantes, que le hacen sufrir atroces y bárbaras torturas.
EL VIAJE A LA LUNA
Después de haber mostrado la invasión de los habitantes de los planetas sobre nuestra tierra, Wells nos transporta a la luna donde un hombre, con ayuda de una formidable máquina que se ha hecho construir, ha llegado; en este paisaje lunar, se encuentra con extraños habitantes, que le hacen sufrir atroces y bárbaras torturas.


Escaneé y volví a maquetar el artículo, procurando que el resultado fuera lo más parecido posible al original; se puede descargar, en formato PDF, desde mi página web cuenta de Dropbox:

La Littérature fantastique & terrible / Gaston Deschamps . — 1905 [PDF]

¡Ojo!, que está lleno de spoilers... En francés, claro.

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